El Sevilla pierde un duro partido en San Mamés, donde un gol en propia puerta de Fazio decantó la balanza para unos bilbainos que buscaron la victoria con más ímpetu en un partido muy igualado.
Lo que mal empieza... mal acaba.
Así reza el refrán y es justo lo que le ha ocurrido al Sevilla en el día de hoy, mal empezaba la cosa con la lesión de Negredo en los primeros minutos que trastocaba los planes de Manzano, quien dió entrada a Kanouté.
La primera parte fué para el equipo de Caparrós salvo el último tercio de ella donde el Sevilla logró meterse en el partido, aún así no logro rematar a puerta y la mejor ocasión fue para Llorente, quién remataba un centro de cabeza haciendo que Varas se luciera.
Varas, Javi Varas, justificando una vez más su titularidad.
La segunda parte estuvo igualada y cuando más apretaba el Sevilla llegó el gol en propia puerta de Fazio, un mazazo. La reaación del Sevilla no tardo en llegar y cuando más cerca estaba de llegar el empate, un penalti absurdo de Escudé condenaba al equipo sevillista.
Dos errores defensivos, mala suerte y poca puntería de cara a puerta, resumen del Sevilla para este partido que se podría aplicar perfectamente en una síntesis de la temporada.
Una temporada a la que cada vez le queda menos y en la que el objetivo marcado en verano no es más que una utopía.
La victoria nos podría hacer soñar, la derrota nos condena. Gregorio sigue sin dar en la tecla y el tiempo ya se le ha agotado.
La semana que viene el mejor equipo del mundo visita Nervión, no veo a este equipo capaz de plantarle cara al Barça, ojala me equivoque...
Y ojala esta temporada consigamos clasificarnos para jugar en Europa por octavo año consecutivo.
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